jueves, 14 de noviembre de 2013

Los Templarios I

La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón (en latín, Pauperes Commilitones Christi Templique Salomonici), también llamada la Orden del Temple (Ordre du Temple en francés) y cuyos miembros son más comúnmente conocidos como caballeros templarios (templiers en francés), fue una de las más famosas órdenes militares cristianas de la Edad Media. Se mantuvo activa durante poco menos de dos siglos. Fue fundada en 1118 o 1119 por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payens tras la Primera Cruzada. Su propósito original era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaban a Jerusalén tras su conquista. La orden fue reconocida por el patriarca latino de Jerusalén Garmond de Picquigny, quien les impuso como regla la de los canónigos agustinos del Santo Sepulcro.
Aprobada oficialmente por la Iglesia católica en 1129, durante el Concilio de Troyes (celebrado en la catedral de la misma ciudad), la Orden del Temple creció rápidamente en tamaño y poder. Los caballeros templarios empleaban como distintivo un manto blanco con una cruz roja dibujada en él. Militarmente, sus miembros se encontraban entre las unidades mejor entrenadas que participaron en las Cruzadas. Los miembros no combatientes de la orden gestionaron una compleja estructura económica dentro del mundo cristiano. Crearon, incluso, nuevas técnicas financieras que constituyen una forma primitiva del moderno banco. La orden, además, edificó una serie de fortificaciones por todo el mar Mediterráneo y Tierra Santa.

El éxito de los templarios se encuentra estrechamente vinculado a las Cruzadas. La pérdida de Tierra Santa derivó en la desaparición de los apoyos de la orden. Además, los rumores generados en torno a la secreta ceremonia de iniciación de los templarios crearon una gran desconfianza. Felipe IV de Francia, fuertemente endeudado con la orden, comenzó a presionar al papa Clemente V con el objeto de que tomara medidas contra sus integrantes. En 1307, un gran número de templarios fueron apresados, inducidos a confesar bajo tortura y posteriormente quemados en la hoguera. En 1312, Clemente V cedió a las presiones de Felipe IV y disolvió la orden. Su brusca erradicación dio lugar a especulaciones y leyendas que han mantenido vivo el nombre de los caballeros templarios hasta nuestros días.

domingo, 16 de junio de 2013

Arca de la Alianza IV

Simbología judía

El arca del pacto o alianza, era un icono donde la presencia de DIOS mismo residía. Los antiguos hebreos le tenían tal reverencia al arca que su morada era el lugar Santísimo del tabernáculo de Dios, a donde nadie podía entrar sino el Sumo Sacerdote una vez al año portando incienso, sangre de cordero sobre sí y sobre todo estando libre de pecado, para no perecer a causa de la Presencia de Dios.
Actualmente los judíos tienen en sus sinagogas un cofre donde guardan la Torá y el cual representa el Arca de la Alianza, habitáculo que alberga la palabra de Yaveh.
Pero también en muchas religiones se cree que el lugar Santísimo no es donde está el arca, sino donde se encuentra la presencia de DIOS.

Simbología cristiana


Para el cristianismo evangélico, el Arca significa la Presencia misma de Dios entre su pueblo. Los querubines siempre aparecen en la biblia como guardianes que cuidan lo que Yahveh les encomienda, una de esas prohibiciones es que el humano se acerque a Dios. Pero en el Arca se ve cómo los querubines están inclinados ante la tapa que contiene la sangre depositada por el sumo sacerdote; esto significa que cuando los querubines ven la sangre que cubre el Arca, se inclinan y permiten el paso a la Presencia de Dios, es decir, el cristiano que está cubierto simbólicamente por la sangre del sacrificio de Jesucristo, tiene libre acceso al Padre. También está presente igualmente como objeto sagrado en la religión de la Iglesia ortodoxa etíope; y para los cristianos católicos romanos se simboliza místicamente a través de la Virgen María. Para los cristianos existe un episodio especial durante la muerte de Jesús en la cruz del Calvario, cuando el enorme velo del templo se rasgó por la mitad. Su significado; El Lugar Santísimo estaría de ese momento en adelante, accesible para todo aquel que quisiese acercarse a la Presencia de Dios, la antigua alianza ya no tenía valor según la segunda carta a los corintios 3:14 puesto que Él, EL CORDERO SANTÍSIMO había derramado su sangre una vez y para siempre, y había hecho de los suyos sacerdotes de Dios.

Historia del Arca 

La Biblia indica que el Arca fue mandada construir por Moisés y su diseño ordenado según Dios lo había dispuesto; fue usada en la conquista de Canaán y con ella Josué consiguió abrirse paso en las aguas del Jordán al contacto de éstas con el Arca, y durante siete días fue paseada en torno de Jericó, que cayó luego en poder de dicho caudillo.
El Arca fue fijada en Silo. Durante la época de Elí y Samuel, sucedió uno de los episodios más impresionantes del que se cuenta acerca del Arca de Dios. Durante una cruenta guerra contra los filisteos fue llevada al campamento israelita con el objeto de levantar la moral de los guerreros. Pero después de una trágica derrota del pueblo hebreo, donde también murieron los dos hijos del juez y sacerdote israelita Elí, los filisteos la tomaron como un valiosísimo trofeo, dando lugar a un verdadero luto en todo el país de Israel. En poder de aquellos estuvo unos meses, aconteciendo que desde el momento que fue llevada al templo de la gigantesca estatua del dios Dagón en Asdod, éste quedó dos noches consecutivas postrado delante del Arca, sólo que la segunda vez decapitado y sin las manos, a lo que siguió una ola de estragos, desastres y plagas azotando todo aquel país. Los filisteos, horrorizados por aquellos sucesos, habían dejado que el Arca fuese sola en un carro tirado por dos vacas. Después los animales pararon en Bethsames: varios habitantes de aquel lugar murieron por el trato poco reverente que dieron al objeto sagrado.
De allí fue trasladada a Gabaá. Luego Saúl la habría utilizado en la campaña contra los filisteos. Posteriormente David con un acompañamiento solemne la habría trasladado a Sión. Sin embargo, de camino a Sión había ocurrido un accidente:Uza, un encargado del Arca, quiso sostenerla en un momento de bamboleo y cayó muerto de repente. David atemorizado la dejó durante 3 meses en casa de Obededom. Seguidamente, desde Sión la reliquia fue instalada en el majestuoso templo de Salomón en tiempos de su reinado en Jerusalén.
Luego, desde que Nabucodonosor, rey de Babilonia, invadió Jerusalén, destruyendo el templo y saqueando todos los objetos valiosos del mismo, el Arca previsoriamente fue llevada y colocada en un lugar seguro y secreto antes de la invasión y posterior deportación de los judíos. Precisamente -en ese tiempo de la destrucción del Templo- Jeremías es el profeta ungido responsable de hablar. Según el registro de los Macabeos, Jeremías tomó el Arca -lo cual representaba el trono de Dios- para ocultarla en el Monte Nebo:
Leamos en 2 Macabeos 2:4-8 (este libro solo aparece en la biblia con el canon alejandrino)
"El profeta, después de una revelación, mandó llevar consigo la Tienda y el Arca; y cómo salió hacia el monte donde Moisés había subido para contemplar la heredad de Dios. Y cuando llegó Jeremías, encontró una estancia en forma de cueva; allí metió la Tienda, el Arca y el altar del incienso, y tapó la entrada. Volvieron algunos de sus acompañantes para marcar el camino, pero no pudieron encontrarlo. En cuanto Jeremías lo supo, les reprendió diciéndoles: "Este lugar quedará desconocido hasta que Dios vuelva a reunir a su pueblo y le sea propicio. El Señor entonces mostrará todo esto; y aparecerá la gloria del Señor y la Nube, como se mostraba en tiempo de Moisés, cuando Salomón rogó que el Lugar fuera solemnemente consagrado".
Jeremías diría que esa Arca, el antiguo "trono de Dios", perdería importancia espiritual y sería sustituída por la presencia de Dios entre su pueblo:
"Y sucederá que en aquellos días... -declara el SEÑOR- no se dirá más: "Arca del pacto del SEÑOR"; no les vendrá a la mente ni la recordarán, no la echarán de menos ni será hecha de nuevo. En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: "Trono del SEÑOR"; y todas las naciones acudirán a ella, a Jerusalén, a causa del nombre del SEÑOR; y no andarán más tras la terquedad de su malvado corazón." (Jeremías 3:16-17)
"Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y gran granizo." (Revelación/Apocalipsis 11:19)

Ubicación actual del Arca 

Actualmente existen diversas teorías sobre la ubicación actual del Arca de la Alianza. Entre ellas destacan las tres más conocidas, las cuales se citan a continuación:

Oculta en el Monte Nebo

El Libro II de los Macabeos, cap. 2, ver. 4-10), contiene referencia de unos escritos que mencionan que el profeta Jeremías siendo advertido por Hashem(Di-s)" antes de la invasión babilónica, movió el Arca desde el Templo, y la hizo enterrar en una cueva del Monte Nebo.
En este sentido, cabe mencionar que, a partir de esta ubicación, existen numerosas teorías o historias "no probadas" y sin fundamento serio, que postulan que posiblemente habría sido encontrada e incluso posiblemente llevada a algún otro lugar, el cual depende de la versión de cada teoría o historia.

Llevada a Zimbabue

La tribu africana Lemba, la cual presume de ascendencia israelita, ha afirmado en sus tradiciones que sus antepasados, cuando llegaron al sur de África, trajeron consigo una reliquia sagrada llamada Ngoma lungundu o "la voz de Dios", la cual estuvo un tiempo escondida en una cueva profunda en las montañas Dumghe, su hogar espiritual hasta que fue llevada a un museo, donde se encuentra actualmente.
A partir de ello, el investigador Tudor Parfitt, que tiene un enfoque literalista de la historia bíblica, postula en su investigación que el Ngoma lungundu está relacionada con el Arca. Su hipótesis se basa en que el objeto descrito por el pueblo Lemba posee atributos similares al Arca, tales como que el Ngoma lungundu es de tamaño parecido, que fue trasladado sólo por los sacerdotes, que no se le permitió tocar el suelo, que fue venerado como una voz de su Dios, o que se utilizó como un arma de gran poder.
Parfitt analizó este artefacto con radio-carbono, datándolo en una fecha aproximada al año 1350, lo que coincidió con el repentino final de la Gran Zimbabue. Parfitt sugiere que la Ngoma lungundu que se encontró, es la descendiente de la Bíblica Arca, y que ésta fue reconstruida a través de la historia. Parfitt ofrece la sugerencia de que el Arca bíblica, al igual que la Ngoma lungundu, era una estructura de madera cubierta con un pedazo de cuero, y que siempre ha sido un tambor, así como un arma de algún tipo, al igual que el Ngoma. Sin embargo, esta última hipótesis es rechazada por otros arqueólogos e historiadores, al no poder ser probada.

lunes, 10 de junio de 2013

Arca de la Alianza III

La presencia de Yahveh siguió haciéndose manifiesta cuando los filisteos se apoderaron del Arca y se la llevaron a Asdod para colocarla junto a la imagen de Dagón. Aquella noche, la imagen de ese dios cayó rostro a tierra; a la noche siguiente, la estatua cayó de nuevo delante del Arca y quedó con la cabeza y las palmas de las manos separadas del cuerpo. En el transcurso de los siete meses siguientes, el Arca fue pasando de una ciudad filistea a otra, y según pasaba, plagaba a los filisteos con hemorroides, y dejó a Eqrón sumida en “una confusión mortífera”, hasta que finalmente fue devuelta a Israel, junto con la ofrenda por la culpa requerida. (1Sa 5:1–6:12.)
La relación del Arca con la presencia de Yahveh exigía que se la tratase con el debido respeto y la más alta consideración. Debido a esto, tanto al ponerse en marcha el Arca como al posarse, Moisés pronunciaba expresiones de alabanza a Yahveh. (Nú 10:35, 36.) Por otra parte, tal fue la impresión que causó en el sumo sacerdote Elí oír que los filisteos se habían apoderado del Arca, que perdió el equilibrio, cayó de espaldas y se desnucó. Por el mismo motivo, cuando su nuera estaba en la agonía de la muerte, dijo: “La gloria se ha ido de Israel al destierro, porque el arca del Dios verdadero ha sido tomada”. (Sa 4:18-22.) Posteriormente, el rey Salomón afirmó: “Los lugares a los que ha venido el arca de Yahveh son cosa santa”. (2Cr 8:11.) No era un amuleto mágico. El Arca no era un amuleto mágico. Su sola presencia no garantizaba el éxito; más bien, las bendiciones de Yahveh dependían de la condición espiritual y de la obediencia fiel de los que la poseían. Por esta razón, los israelitas, acaudillados por Josué, sufrieron una derrota en Hai debido a su infidelidad, a pesar de que el Arca estaba en el campamento. (Jos 7:1-6.) De manera similar, aunque los israelitas estaban confiados porque el Arca se hallaba entre sus fuerzas de combate, los filisteos mataron a 30.000 soldados de Israel y hasta se apoderaron de ella. (1Sa 4:1-11.) La recuperación del Arca de manos de los filisteos fue una ocasión de gran regocijo, en la que se ofrecieron sacrificios y se expresaron gracias, lo que no impidió que Yahveh ‘derribara al pueblo con gran matanza’. ¿Por qué? “Porque habían mirado el arca de Yahveh”, una violación de su mandato expreso. (Sa 6:11-21; Nú 4:6, 20.) No se sabe con exactitud cuántos murieron en esa ocasión. El texto masorético dice: “De modo que derribó entre el pueblo a setenta hombres —cincuenta mil hombres—”. Esta construcción tan ambigua hace pensar que la expresión “cincuenta mil hombres” es una interpolación. La Versión Peshitta siriaca y una versión arábiga dicen que fueron derribados “cinco mil setenta hombres”. El Targum de Jonatán relata: “Y él derribó a setenta hombres entre los ancianos del pueblo, y a cincuenta mil entre la congregación”. La Versión de los Setenta dice que “él derribó a setenta hombres entre ellos, y a cincuenta mil de los hombres”, mientras que Josefo menciona solo a setenta hombres. (Antigüedades Judías, libro VI, cap. I, sec. 4.)

Lugares donde se guardó el Arca 

El Arca no se guardó en un lugar permanente hasta que se erigió el templo de Salomón. Cuando se completó la mayor parte de la conquista del país (c. 1467 a. E.C.), se trasladó a Siló, donde al parecer permaneció (con la excepción del tiempo que estuvo en Betel) hasta que la capturaron los filisteos. (Jos 18:1; Jue 20:26, 27; 1Sa 3:3; 6:1.) Una vez recuperada, y de nuevo en el territorio de Israel, estuvo primero en Bet-semes y después en Quiryat-jearim, donde permaneció unos setenta años. (1Sa 6:11-14; 7:1, 2; 1Cr 13:5, 6.)
Según el texto masorético, 1 Samuel 14:18 dice que durante los enfrentamientos del pueblo de Israel con los filisteos, el rey Saúl pidió al sumo sacerdote Ahíya que llevase el Arca al campamento. Sin embargo, según la Septuaginta, Saúl le dijo a Ahíya: “‘¡Acerca el efod!’ (Porque él llevaba el efod en aquel día delante de Israel.)”.
David tenía el buen deseo de trasladar el Arca a Jerusalén, pero el procedimiento que escogió en el primer intento provocó un desastre. En lugar de transportar el Arca con los varales sobre los hombros de los levitas qohatitas, de acuerdo con las instrucciones conocidas, permitió que la colocasen sobre un carruaje. Las reses que tiraban del carro estuvieron a punto de ocasionar un vuelco, y Uzah fue derribado por agarrar el Arca, una acción que la ley divina condenaba explícitamente. (2Sa 6:2-11; 1Cr 13:1-11; 15:13; Nú 4:15.)
Por fin fue trasladada a Jerusalén, transportada como era debido por los levitas (1Cr 15:2, 15), y allí estuvo guardada en una tienda durante el resto del reinado de David. (2Sa 6:12-19; 11:11.) Los sacerdotes quisieron llevársela cuando huyeron con motivo de la rebelión de Absalón, pero David insistió en que permaneciera en Jerusalén, pues confiaba en que Dios les permitiría a todos regresar indemnes. (2Sa 15:24, 25, 29; 1Re 2:26.) Él anhelaba construir una casa para poner en ella el Arca, pero Dios postergó su edificación hasta el reinado de Salomón. (2Sa 7:2-13; 1Re 8:20, 21; 1Cr 28:2, 6; 2Cr 1:4.) Fue entonces, con motivo de la dedicación del templo, cuando se trasladó el Arca de la tienda en la que se hallaba en Sión al Santísimo del templo, que se había edificado sobre el monte Moria, donde fue colocada bajo la sombra de las alas de dos grandes querubines. El Arca fue la única pieza de todo el mobiliario que había estado en el tabernáculo que se llevó al templo de Salomón. (1Re 6:19; 8:1-11; 1Cr 22:19; 2Cr 5:2-10; 6:10, 11; véanse El templo de Salomón; Querubín.)

La única referencia histórica al arca del pacto posterior a Salomón es de 642 a. E.C. —unos novecientos años después de su construcción—, y se halla en 2 Crónicas 35:3, donde se lee la orden del rey Josías de que el Arca se colocase de nuevo en el templo. Sin embargo, no se dice cómo llegó a estar fuera de él. Josías había ascendido al trono después de algunos reyes particularmente apóstatas, uno de los cuales había introducido una imagen tallada en la casa de Dios, por lo que es posible que uno de estos reyes inicuos sacase el Arca de su lugar. (2Cr 33:1, 2, 7.) Por otra parte, bajo el patrocinio de Josías se había llevado a cabo en el templo un amplio programa de reformas, así que cabe la posibilidad de que durante las obras se trasladase el Arca a otro lugar con el fin de evitar que sufriese algún desperfecto. (2Cr 34:8–35:19.) No se hace ninguna mención de que el Arca se llevase a Babilonia, y ni siquiera figura en la lista de los artículos que se sacaron del templo, ni se menciona que fuese devuelta y colocada en el templo que reconstruyó Zorobabel ni que se reemplazase por otra. No se ha llegado a saber cuándo desapareció ni en qué circunstancias. (2Re 25:13-17; 2Cr 36:18; Esd 1:7-11; 7:12-19.) Jeremías predijo el tiempo en que el arca del pacto ya no existiría, pero indicó que no se la echaría de menos y que no perjudicaría a los adoradores de Dios el no tenerla. En cambio, ‘llamarían a Jerusalén el trono de Yahveh’. (Jer 3:16, 17.) En el libro simbólico de Revelación, Juan dice: “Se vio en el santuario de su templo [en el cielo] el arca de su pacto”. El ‘arca del pacto’ mencionada en este pasaje tiene que ver con el nuevo pacto de Dios con la humanidad, y su presencia era una señal de que Dios de nuevo había asumido el poder mediante Su Ungido. (Rev 11:15, 19.)

viernes, 7 de junio de 2013

Arca de la Alianza II


Ceremonia de inauguración y uso 

Símbolo de la presencia de Dios


Bezalel y los hombres de corazón sabio que le ayudaban se apegaron a las instrucciones explícitas recibidas y construyeron el Arca con los materiales que el pueblo había contribuido. (Éx 35:5, 7, 10, 12; 37:1-9.) Un año después del éxodo, finalizado y erigido el tabernáculo, Moisés puso dentro del Arca las dos tablas de la Ley. (Deuteronomio 10:1-5 menciona que durante unos pocos meses, desde el momento en que Moisés recibió las tablas de la Ley en la montaña hasta que se trasladaron al Arca construida por Bezalel, estuvieron guardadas en un arca provisional de madera de acacia hecha con ese fin.) Seguidamente, Moisés introdujo los varales por los anillos del Arca, le colocó la cubierta y la llevó al tabernáculo. Una vez allí, puso en su lugar la pantalla que separaba el Santo del Santísimo y después, como parte de la ceremonia inaugural, ungió con aceite el Arca y todos sus utensilios. A partir de entonces, siempre que los sacerdotes desmontaran el tabernáculo para levantar el campamento, emplearían la misma pantalla divisoria, además de una cubierta de pieles de foca y una tela azul, para cubrir el Arca con el fin de impedir que el pueblo la mirase ‘por el más mínimo momento, y por lo tanto muriese’. (Éx 40:3, 9, 20, 21; Nú 3:30, 31; 4:5, 6, 19, 20; 7:9; Dt 10:8; 31:9; véase Tabernáculo.)
El Arca hacía las veces de archivo sagrado para conservar ciertos artículos que servían de recordatorio o testimonio. Las dos tablas del Testimonio o los Diez Mandamientos eran su principal contenido. (Éx 25:16.) También se guardó en ella una “jarra de oro que contenía el maná y la vara de Aarón que echó botones”, pero más tarde, en algún momento anterior a la construcción del templo de Salomón, se sacaron de ella. (Heb 9:4; Éx 16:32-34; Nú 17:10; 1Re 8:9; 2Cr 5:10.) Poco antes de morir, Moisés dio una copia del “libro de la ley” a los sacerdotes levitas y les dijo que la deberían guardar, no dentro, sino “al lado del arca del pacto de Yahveh su Dios, [...] de testigo contra ti”. (Dt 31:24-26.)
El Arca representó durante su existencia la presencia de Dios, quien prometió: “Allí ciertamente me presentaré a ti, y hablaré contigo desde más arriba de la cubierta, desde entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio”. “En una nube apareceré encima de la cubierta.” (Éx 25:22; Le 16:2.) Samuel escribió que Yahveh ‘estaba sentado sobre los querubines’ (1 Sa 4:4), de ahí que estos sirvieran como “la representación del carro” de Yahveh. (1Cr 28:18.) Por lo tanto, “siempre que Moisés entraba en la tienda de reunión para hablar con Yahveh, entonces oía la voz que conversaba con él desde más arriba de la cubierta que estaba sobre el arca del testimonio, de entre los dos querubines; y le hablaba”. (Nú 7:89.) Más tarde, Josué y el sumo sacerdote Finehás también inquirieron de Yahveh delante del Arca. (Jos 7:6-10; Jue 20:27, 28.) Solo al sumo sacerdote le estaba permitido entrar en el Santísimo y ver el Arca un día al año, aunque no con el propósito de comunicarse con Yahveh, sino para llevar a cabo la ceremonia del Día de Expiación. (Le 16:2, 3, 13, 15, 17; Heb 9:7.) La presencia de Yahveh representada por el Arca resultó en que el pueblo de Israel disfrutase de otras bendiciones. Cuando el pueblo levantaba el campamento, la costumbre era que el Arca y la nube de Yahveh fuesen delante. (Nú 10:33, 34.) Así, al tiempo de cruzar el Jordán, Yahveh detuvo el caudal del río cuando los sacerdotes que llevaban el Arca pisaron las aguas de la orilla, y de ese modo se les permitió cruzar por el cauce seco. (Jos 3:1–4:18.) Asimismo, en la marcha alrededor de Jericó, un contingente militar iba delante, seguido de siete sacerdotes que tocaban el cuerno; luego iba el Arca y por último, las fuerzas de retaguardia. (Jos 6:3-13.) La victoria alcanzada en Jericó contrasta con la derrota que tiempo atrás habían experimentado, cuando un grupo de rebeldes intentó temerariamente iniciar la ocupación de la Tierra 

jueves, 6 de junio de 2013

Arca de la Alianza

Según la tradición judía y cristiana, era un cofre sagrado que estaba en el Santísimo del tabernáculo y que después se colocó en el templo construido por Salomón. Se hizo por mandato de Yahveh y según su diseño.
Los escritores de la Biblia emplearon más de veinte expresiones diferentes para referirse al arca, siendo las más comunes: “el arca del pacto” (heb. ʼaróhn hab·beríth; gr. ki·bō·tós tēs di·a·thḗ·kēs; Jos 3:6; Heb 9:4) y “el arca del testimonio” (Éx 25:22), expresiones que no son privativas de ningún escritor en particular y que se usan indistintamente. También es conocida como Arca de la Alianza, o Arca del Convenio (hebreo: ארון הברית), nombrada también como Arca de Yahveh.

Modelo y diseño 

Lo primero que Yahveh le detalló a Moisés cuando le dio las instrucciones para construir el tabernáculo fue el modelo y el diseño del Arca, dado que iba a ser el objeto principal y más importante no solo del tabernáculo, sino también de todo el campamento de Israel. El cofre en sí mismo medía 2,5 codos de largo, 1,5 de ancho y 1,5 de alto (111 cm. × 67 cm. × 67 cm.), y estaba hecho de madera de acacia, revestido de oro puro tanto por dentro como por fuera. Coronaba el Arca un artístico “borde de oro” en forma de guirnalda “sobre ella [...] en derredor”. La segunda parte del Arca, su cubierta, estaba hecha de oro macizo, no meramente de madera revestida, y tenía la misma longitud y anchura que el cofre. Sobre esta cubierta había montados dos querubines de oro de labor a martillo, uno a cada extremo de la cubierta, con sus rostros vueltos el uno hacia el otro, las cabezas inclinadas y las alas extendidas hacia arriba “cubriendo la cubierta protectoramente”. (Éx 25:10, 11, 17-22; 37:6-9.) A esta cubierta también se la conocía como “el propiciatorio”, o “cubierta propiciatoria”. (Éx 25:17; Heb 9:5)

Para transportar el Arca, se suministraron largos varales, hechos también de madera de acacia revestida de oro e insertados a través de dos anillos de oro a ambos lados del cofre. Como estos varales no se debían quitar de sus anillos, nunca había necesidad de que los portadores del Arca la tocaran. En las esquinas había cuatro patas, “patas para caminar, patas flexionadas como para caminar”, para que no se apoyase directamente en el suelo, aunque no se sabe qué altura tenían. (Commentary on the Old Testament, de C. F. Keil y F. Delitzsch, 1973, vol. 1, “The Second Book of Moses”, pág. 167.) Parece que los anillos estaban montados justo por encima de las patas, o quizás sobre ellas mismas. (Éx 25:12-16; Nú 4:5, 15; 1Re 8:8; 1Cr 15:15.)

Jerarquía de la Iglesia II

Cardenal 

Los cardenales, reunidos en el Colegio cardenalicio, son los consejeros y los colaboradores más íntimos del papa, siendo en su inmensa mayoría obispos. De hecho, el papa es electo, de forma vitalicia por el Colegio cardenalicio (la renuncia al pontificado es rara, ya que no acontecía desde la Edad Media y por última vez el 28 de febrero de 2013). Sin embargo, el Papa concedió en el pasado a presbíteros destacados (por ejemplo, ateólogos) lugares de miembro del Colegio, después de superar la edad electoral, desde que ellos se "distingan en fe, moral y piedad".
Muchos de los cardenales sirven en la Curia Romana, que asiste el papa en la administración de la Iglesia. Todos los cardenales con menos de 80 años tienen el derecho de votar para elegir un nuevo papa después de su muerte de su predecesor. A cada cardenal es atribuida una iglesia o capilla en Roma para hacer de él miembro del clero de la ciudad, de ahí nació la clasificación de:
·         Cardenal-obispo
·         Cardenal-presbítero
·         Cardenal-diácono

Patriarca

Los patriarcas son normalmente valores en poder de algunos líderes de las Iglesias Católicas Orientales sui juris, con sus sínodos, son la máxima autoridad en todos los asuntos de los patriarcados orientales, sin excluir el derecho de formar nuevas eparquías y nombrar obispos de su rito dentro de los límites del territorio patriarcal, salvo el derecho inalienable del papa de intervenir en cada caso. Estos patriarcas son elegidos por sus respectivos sínodos y después reconocidos por el Papa. En total, existen en la Iglesia Católica seis patriarcas orientales:
·         Patriarca Católico Copta de Alejandría
·         Patriarca Católico Sirio de Antioquia
·         Patriarca Greco-Melquita de Antioquia, Jerusalén, Alejandría, y de todo el Oriente
·         Patriarca Católico Maronita de Antioquia
·         Patriarca Caldeo de Babilonia
·         Patriarca Católico Armenio de Cilicia

En la Iglesia Latina, algunos grandes e importantes obispos también reciben el título de Patriarca, a pesar de que el título sea solamente honorífico y no les dan poderes adicionales. Por lo que no tienen el mismo poder que los patriarcas orientales. Entre los Patriarcas latinos se cuentan el Patriarca Latino de Jerusalén, el Patriarca de las Indias Orientales, el Patriarca de Lisboa y el Patriarca de Venecia. Los Patriarcas, ya sean del rito latino o del rito oriental gozan de precedencia, aunque sólo sea como un título honorífico de todos los arzobispos (incluidos los primados).

Arzobispo

Los arzobispos son prelados que, en la mayoría de los casos, están al frente de las archidiócesis. Si su archidiócesis fuera la sede de una provincia eclesiástica (lo que puede no suceder), ellos, que se volverían arzobispos metropolitanos, normalmente tienen también poderes de supervisión y jurisdicción limitada sobre las diócesis (llamadas sufragáneas) que forman parte de la respectiva provincia eclesiástica.
El título de arzobispo metropolitano es también dado a algunos líderes de las Iglesias orientales sui iuris que, debido a su reducido tamaño, no pudieron ser elevados a Archidiócesis Mayores o a Patriarcados. Existen también cuatro Iglesias orientales sui iuris que, no consiguiendo satisfacer determinadas condiciones, solo tuvieron que contentarse con el grado de Archidiócesis Mayor. Para estas Iglesias, su gobierno es entregado a un Arzobispo Mayor, que también es elegido por su respectivo sínodo y después confirmado por el Papa. Estos cuatro Arzobispos mayores son honoríficamente superiores que los demás Arzobispos de la Iglesia Católica.
Además de los arzobispos metropolitanos, existen también muchos otros títulos, como por ejemplo el título de arzobispo titular, que es dado a arzobispos que no tienen jurisdicción ordinaria sobre su archidiócesis; y también el de arzobispo primado, que es dado a Arzobispos de las circunscripciones eclesiásticas más antiguas o representativas de algunos países o regiones.

Obispo

Los obispos (DiocesanoTitularcoadjutorauxiliar y emérito) son los sucesores directos de los doce Apóstoles y, por eso, recibieron el todo del sacramento del orden. Esto les confiere, en la mayoría de los casos, jurisdicción completa sobre los fieles de su diócesis. Normalmente, solo los obispos diocesanos (y los Eparcas, que es el título equivalente de Obispo en las Iglesias católicas orientales) es que gozan de este poder jurisdiccional.
Además de los diferentes tipos de obispos, existen también varios títulos y cargos que, por ley canónica, son equivalentes al del obispo diocesano:
·         Abad Territorial/Abad
·         Prelado Territorial
·         Exarca
·         Vicario Apostólico
·         Prefecto Apostólico
·         Administrador Apostólico
·         Ordinario militar
·         Ordinario personal
·         Prelado personal
·         Eclesiástico Superior de una misión sui iuris
·         Administrador Diocesano

Presbiterado

Los presbíteros (o sacerdotes) son los colaboradores de los obispos y solo tienen un nivel de jurisdicción parcial sobre los fieles. Esto porque ellos no recibieron todavía la totalidad del sacramento del orden. Algunos de ellos lideran las parroquias de su diócesis y tienen varios títulos (unos honoríficos, otros no tanto), como por ejemplo:
·         Vicario
·         Vicario-General o Vicario Judicial o también, Vicario-Episcopal
·         Monseñor (título honorífico; no confiere facultades sacramentales adicionales)
·         Protonotario Apostólico Numerario
·         Protonotario Apostólico Supranumerario
·         Prelado de Honor de Su Santidad
·         Capellán de Su Santidad
·         Canónigo
·         Arquimandrita (solo un título honorífico usado en las Iglesias orientales sui juris)

Existen dos tipos de padres: religiosos y diocesanos. Los padres religiosos profesan los votos religiosos de pobreza, castidad y obediencia. Pertenecen a una Congregación Religiosa, como por ejemplo los Franciscanos, Salesianos, Scalabrinianos. Viven una Regla de Vida propia, con un carisma y viven en comunidad y son misioneros. Ya los padres diocesanos quedan ligados a la diócesis por la cual fue ordenado. Es el colaborador del Obispo diocesano. No profesan los votos. Trabajan casi siempre en su diócesis.

Diaconado

Los diáconos son los auxiliares de los presbíteros y obispos y poseen el primer grado del sacramento del orden. Son ordenados no para el sacerdocio, sino para el servicio de la caridad, de la proclamación de la Palabra de Dios y de la liturgia. A pesar de eso, ellos no consagran la hostia (parte central de la misa) y no administran la confesión o reconciliación.

Laicos

La mayoría de los miembros de la Iglesia Católica son laicos, el origen de la palabra laico viene del griego λαϊκός, transliterado: laikós, «popular» –de la raíz λαός laós, «pueblo» que tiene la misión de testimoniar y difundir el Evangelio, así como también como la vocación propia de buscar el Reino de Dios, iluminando y ordenando las realidades temporales según Dios, correspondiendo así al llamamiento a la santidad y al apostolado, dirigido a todos los bautizados. Pero aún así, también deben participar en las diversas formas de gobierno y administración de sus iglesias locales importantes e influyentes en el seno de la vida eclesial porque, desde del Concilio Vaticano II (1962-1965), ellos gozan de igualdad en relación al clero, en términos de dignidad, pero no de funciones. Desde entonces, los laicos se volvieron, por ejemplo, más activos y dinámicos en la administración de las iglesia diocesanas, en la catequesis, en el apostolado, en la evangelización, en la solidaridad social, entre otras áreas.
Antiguamente relegado a un papel secundación de fondos, en la organización y participación de expresiones Actualmente culto (siendo, como por ejemplo, acólitos, lectores o miembros de la cantoría) y de otras actividades parroquiales o de católicos practicantes. , los laicos hoy se volvieron cada vez grupos: el de los católicos no practicantes, que tiende ser cada vez mayor en los países desarrollados y occidentales; y el de los [[católico practicantes, en la reclasificación no está oficializada por la Iglesia Católica.

Consagrados 

Las personas consagradas, que pueden ser laicos o clérigos, normalmente se agrupan en institutos religiosos o en institutos seculares, existiendo sin embargo aquellos que viven aisladamente o hasta en comunidad abierta, junto a los otros laicos no consagrados. Ellos decidieron vivir una vida consagrada de modo especial a Dios con la profesión de los consejos evangélicoscastidad en el celibatopobreza y obediencia". Entre estas personas, algunas aceptan llevar una vida de clausura monásticao conventual.
Esta forma de vida es reconocida y supervisada por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (los consagrados de rito oriental es también supervisado por la Congregación para las Iglesias Orientales), siendo clasificada por la Iglesia Católica como una respuesta libre a una llamada particular de Cristo, mediante la cual los consagrados se entregan totalmente a Dios y tienden a la perfección de la caridad sobre el movimiento del Espíritu Santo.
Entre los diferentes tipos de personas consagradas y títulos existentes se destacan:
·         Abad y Abadesa (en las Abadías)
·         Monje y Monja (el los Monasterios)
·         Fraile y Hermana (en los Conventos)
·         Ermitaños (en los Eremitorios)

martes, 4 de junio de 2013

Jerarquía de la Iglesia

El término Jerarquía de la Iglesia Católica se usa para referirse a los miembros de la Iglesia Católica que desempeñan la función de gobernar en la fe y guiar en las cuestiones morales y de vida cristiana a los fieles católicos. La Iglesia Católica tiene una estructura jerarquizada porque, según la doctrina católica, Cristo la instituyó para "alimentar al pueblo de Dios en su nombre, y para eso le dio autoridad". La Iglesia está formada por laicos y por el clero, que está constituido por "ministros sagrados que recibieron el sacramento del orden", pudiendo estos dos grupos tener como miembros personas consagradas.

Clero

Existen determinadas tareas, como por ejemplo la celebración de la Misa (especialmente la consagración de la hostia) y de los sacramentos (exceptuando el bautismo en casos de extrema necesidad), que son exclusivos de los miembros del clero (exceptuando los diáconos). Ellos se pueden distinguir entre aquellos que componen el clero regular y el clero secular. El clero está organizado en una jerarquía ascendente, basado en los tres grados del sacramento del orden (el Episcopado, el Presbiterado y el Diaconado), que va desde del simple diácono, pasando por el presbítero, obispo, arzobispo, primado, patriarca (en casos más especiales) y cardenal, hasta llegar al cargo supremo de Papa. El clero regular tiene su propia jerarquía y títulos eclesiásticos, siendo el por lo menos subordinado al Papa. Todos los ministros sagrados son varones, porque los doce Apóstoles son todos varones y Jesús, en su forma humana, también es varón. Exceptuando en casos referentes a los diáconos y a padres ordenados por las Iglesias orientales católicas y por los ordinariatos personales (estructuras que albergan ex-anglicanos que se convirtieron al catolicismo), todo el clero católico está obligado a observar y cumplir el celibato. En las Iglesias orientales, el celibato es sólo obligatorio para los obispos, que son escogidos entre los sacerdotes célibes. La actividad y disciplina del clero son reguladas y supervisadas por la Congregación para el Clero (en el caso de los padres y de los diáconos) y por la Congregación para los obispos (en el caso del episcopado). El clero de rito oriental es también supervisado por la Congregación para las Iglesias Orientales. La Iglesia defiende que todos sus obispos (que son asistidos por los presbíteros y diáconos), debido al sacramento del orden, son los sucesores de los Apóstoles, siendo el Papa el sucesor directo del Apóstol Pedro  De la autoridad y primacía que el Papa goza.

Episcopado 

Episcopado católico.

El Episcopado católico está formado por prelados, que son los ministros sagrados que recibieron la totalidad del sacramento del Orden, siendo por eso considerados como los sucesores directos de los doce Apóstoles. Exceptuando el Papa, que posee jurisdicción universal y suprema sobre toda la Iglesia Católica, los prelados pueden tener jurisdicción ordinaria o no sobre sus respectivas circunscripciones eclesiásticas.

Papa

Para los católicos, el Papa es el Sumo Pontífice y jefe de la Iglesia Católica, el Vicario de Cristo en la Tierra, el Obispo de Roma y el poseedor del Pastoreo de todos los cristianos, concedido por Jesucristo a San Pedro y, consecuentemente, a todos los Papas. El Papa es aconsejado y electo por el Colegio cardenalicio y, en el gobierno de la Iglesia, es asistido por la Curia Romana. El tiene a su sede (la cátedra de Pedro) en Roma y es también periódicamente aconsejado por el Sínodo de los Obispos.
Entre otras funciones, el Papa tiene la misión de mantener la integridad y fidelidad del depósito de la fe, corrigiendo si fuera necesario cualquier interpretación incorrecta de la Revelación divina vigente en la Iglesia. Para tal, convoca concilios ecuménicoso entonces ejerce personalmente la Infalibilidad pontificia, que es una prerrogativa reconocida a los Papas por el Concilio Vaticano I. Este derecho solo puede ser usado para cuestiones de fe y costumbres (morales). En la Iglesia Latina y en algunas de las Iglesias orientales, solo el Papa puede designar los miembros por encima del nivel de presbítero. Todos los miembros de la jerarquía rinden cuentas ante la Santa Sede, lo que significa la totalidad del Papa y los departamentos de la Curia Romana. Toda esta autoridad papal (jurisdicción universal) viene de la fe que él es el sucesor directo del Apóstol Pedro.

domingo, 2 de junio de 2013

Corpus Christi

Corpus Christi (en latín, "Cuerpo de Cristo") o Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, antes llamada Corpus Domini ("Cuerpo del Señor"), es una fiesta de la Iglesia católica destinada a celebrar la Eucaristía.
Su principal finalidad es proclamar y aumentar la fe de los católicos en la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento. La celebración se lleva a cabo el jueves posterior a la solemnidad de la Santísima Trinidad, que a su vez tiene lugar el domingo siguiente a Pentecostés (es decir, el Corpus Christi se celebra 60 días después del Domingo de Resurrección). Específicamente, el Corpus Christi es el jueves que sigue al noveno domingo después de la primera luna llena de primavera del hemisferio norte. En algunos países esta fiesta ha sido trasladada al domingo siguiente para adaptarse al calendario laboral.

Esta fiesta surgió en la Edad Media, cuando en 1208 la religiosa Juliana de Cornillon promueve la idea de celebrar una festividad en honor al cuerpo y la sangre de Cristo presente en la Eucaristía. Así, se celebra por primera vez en 1246 en la Diócesis de Lieja (Bélgica).
En el año 1263, mientras un sacerdote celebraba la misa en la iglesia de la localidad de Bolsena (Italia), al romper la hostia consagrada brotó sangre, según la tradición.La Ciencia ha tratado de explicar este suceso atribuyéndolo a la probable presencia en el pan del pigmento rojoprodigiosina segregado por la bacteria Serratia marcescens. Este hecho, muy difundido y celebrado, dio un impulso definitivo al establecimiento como fiesta litúrgica del Corpus Christi. Fue instituida el 8 de septiembre de 1264 por el papa Urbano IV, mediante la bula Transiturus hoc mundo. A Santo Tomás de Aquino se le encarga preparar los textos para el Oficio y Misa propia del día, que incluye himnos y secuencias, como Pange Lingua (y su parte final Tantum Ergo), Lauda Sion, Panis angelicus, Adoro te devote o Verbum Supernum Prodiens.
En el Concilio de Vienne de 1311, Clemente V dará las normas para regular el cortejo procesional en el interior de los templos e incluso indicará el lugar que deberán ocupar las autoridades que quisieran añadirse al desfile.
En el año 1316, Juan XXII introduce la Octava con exposición del Santísimo Sacramento. Pero el gran espaldarazo vendrá dado por el papa Nicolás V, cuando en la festividad del Corpus Christi del año 1447, sale procesionalmente con la Hostia Santa por las calles de Roma.
En muchos lugares es una fiesta de especial relevancia. En España existe el dicho popular: Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión, lo que da idea del arraigo de esta fiesta.
Las celebraciones del Corpus suelen incluir una procesión en la que el mismo Cuerpo de Cristo se exhibe en una custodia